RELATOR: MARIA ALEJANDRA GIL
PROTOCOLANTE: OMAR PEÑAREDONDA
Desde hace mucho tiempo se ha reconocido a la consultoría como un servicio profesional de gran utilidad para ayudar a los directivos a identificar y definir los principales problemas que afectan a las organizaciones, a partir de la lectura del texto sobre: la creación de la consultaría, parte I, se deduce que “los ingresos pueden ser altos y la satisfacción que produce este trabajo es increíble” La acción del consultor se considera ante todo como un método para mejorar las prácticas de gestión, sin embargo también se considera a ella misma como una profesión,” la consultoría como método y la consultoría como profesión constituyen las dos caras de una misma moneda” (Kubr,1994 ).
Existen numerosas definiciones del término “consultoría” y de su aplicación a situaciones, por su parte Peter Block define la consultoría como: “cualquier forma de proporcionar ayuda sobre el contenido, proceso o estructura de una tarea o de un conjunto de tareas, en que el consultor no es efectivamente responsable de la ejecución de la tarea misma, sino que ayuda a los que lo son” en términos generales y en la que nos vamos a enfocar, se entiende como consultoría aquella actividad que, sólo puede ser realizada por personas que tienen un gran conocimiento y experiencia sobre una materia o asunto específico, y en cuya ejecución prevalece el ejercicio del intelecto, se traduce como una actividad intelectual y autónoma, ejecutada por una persona natural o jurídica, que se presenta, entre otras formas en la emisión de conceptos, estudios, recomendaciones y opiniones, relacionadas con una determinada área, actividad o asunto, basadas en un conocimiento especializado y una experiencia que permiten dar respuestas y ofrecer soluciones óptimas a problemas específicos.
Ya sea que se practique como una ocupación de dedicación completa o como un servicio técnico prestado en casos concretos, la consultoría proporciona conocimientos teóricos y técnicas profesionales que sirven para resolver problemas prácticos de gestión. Una persona se convierte en un consultor después de haber acumulado, gracias al estudio y a la experiencia práctica, un considerable acervo de conocimientos sobre diversas situaciones empresariales. Asimismo, debe haber adquirido las técnicas necesarias para resolver los problemas y compartir la experiencia con otros, el hallazgo, análisis, síntesis de la información pertinente, la presentación de propuestas de mejoras, la comunicación con los demás, la planificación de los cambios, la superación de la resistencia al cambio, la ayuda a los clientes para que aprendan de la experiencia, entre otros. Ya que son tal vez estas, las principales razones de los altos índices de deserción en el primer año de trabajo.
A lo largo de los años, los consultores pasan por muchas organizaciones y aprenden a utilizar la experiencia adquirida en las tareas anteriormente desempeñadas para ayudar a sus nuevos clientes, como han de trabajar en circunstancias muy diferentes, los consultores aprenden a discernir las tendencias generales y las causas comunes de los problemas, por ende tienen grandes posibilidades de hallar una solución apropiada; aprender a abordar nuevos problemas y a tener en cuenta nuevas oportunidades.
La consultoría es en lo esencial un servicio de asesoramiento, sin embargo “si usted piensa que los consultores asesoran y otros hacen, debe comprometerse”; “el 90% de los consultores hoy, son operativos” Existen numerosos casos de gestiones exitosas realizadas por algunos consultores que han evitado la quiebra de compañías o que han dado un nuevo aire a las organizaciones que envejecían, sin embargo, es un error suponer que, una vez contratado un consultor, la dirección puede quedarse estática y tranquila porque alguien se va a ocupar de los problemas. Dirigir implica mandar, influir y motivar a los empleados para que realicen tareas esenciales. La dirección es aquel elemento de la administración en el que se logra la realización efectiva de todo lo planeado por medio de la autoridad de un administrador, ejercida a base de decisiones ya sean tomadas directamente por su conocimiento o sugeridas por un consultor, por lo tanto; la dirección y el consultor, son un complemento y juegan un papel fundamental en el ejercicio de cumplir con los objetivos y metas trazadas para el beneficio de la empresa.
Un consultor “es un individuo calificado para vender orientación profesional especializada” este individuo puede ser generalista o un especialista, el cual se aproxima a los temas desde puntos de vista específicos, generales o aquellos de interés para sus clientes, Por ejemplo una organización requiere una revisión estratégica de negocios frente a los nuevos tratados de libre comercio, otra en el mismo contexto, solicita una evaluación de tecnologías de comunicaciones que genere diferencia entre los competidores del mercado. Si revisamos las solicitudes, éstas pueden llegar a ser diferentes, pero afectadas una por la otra. Mientras la primera organización requiere un consultor generalista y orientado a estrategias globales de negocio, para lo cual requiere de conocimientos de política, regulaciones, tecnología y gobierno; para la segunda, se necesita un especialista en telecomunicaciones y tecnología, sin embargo éste no puede descuidar variables regulatorias, tecnológicas o políticas que pudiesen afectar las decisiones de la empresa al resolverse por una u otra alternativa tecnológica. Con este escenario, la consultoría enfrenta oportunidades y retos que en su modelo de negocio y pensamiento, deben considerar la globalización su aliado y no su enemigo, “ se trata de una profesión en la que la reputación y la imagen individual son las claves del éxito” el consultor debe asumir el riesgo de ser pionero y arriesgarse a plantear alternativas en un ejercicio de análisis de escenarios en su área de especialidad, para ello requiere profundizar en las tendencias nacionales e internacionales, para transformar la práctica de los negocios actuales. Este riesgo no es abierto y sin revisiones previas, es la esencia misma del servicio y soporte que requieren las organizaciones que desean desarrollar la competencia de los trabajadores del conocimiento: predecir el futuro es crearlo.
La formación académica de un consultor es el componente base para el desarrollo de su calidad como futuro profesional de la consultoría. Si particularmente hablamos de la ingeniería, es fundamental contar con las habilidades de razonamiento lógico y analítico, la capacidad de modelar y el instinto para proponer soluciones creativas o disolver las problemáticas planteadas por el entorno. Si bien, éstas características son importantes para la consultoría, la necesidad de ampliar análisis, considerando aspectos como las leyes y sus implicaciones, las fuerzas del mercado inherentes al problema planteado, la tecnología disponible y cómo se relaciona con la realidad de la empresa, y consideraciones ecológicas y ambientales que inciden en sus análisis; son un imperativo dentro de la habilidad requerida del futuro consultor.
Concluimos entonces, que el consultor debe ser conciente de su trabajo y éticamente comprometido con su rol, sirve a sus clientes con integridad, competencia e independencia, como características primordiales y básicas que le permitan mantener su propio crecimiento profesional y superar las expectativas de sus clientes para hacer de esta práctica, una especialidad desempañada solo por personas de mente abierta, alta responsabilidad por sus resultados, capacidad para enfrentar la incertidumbre y reinvención permanente de la práctica de negocios, es una ruta estratégica en la globalización de las economías para ampliar las posibilidades de las empresas y sus márgenes de utilidad, ya no en manos de productos o servicios tangibles, sino de un intangible que es y será elemento fundamental del crecimiento y desarrollo de las personas y las organizaciones: el conocimiento.
De manera complementaria en esta breve reflexión, la consultoría puede enfocarse como un servicio profesional o como un método de prestar asesoramiento y ayuda prácticos, sabemos que “los buenos consultores, superan en numero a los consultores de éxito, ya que los consultores de éxito construyen su credibilidad por medio de un comportamiento afirmativo” la consultoría no es solo un método de colaborar con las organizaciones, si no de coadyuvar al personal de dirección en el mejoramiento de las prácticas de gestión, así como del desempeño individual y colectivo. Este método lo pueden aplicar muchas personas técnicamente competentes, cuya principal ocupación no necesariamente es la consultoría, sino la enseñanza, la capacitación, la investigación, la elaboración de sistemas, entre otros.
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